lunes, 21 de diciembre de 2015

las doce las doce La Paz

   casi la Pérez, casi las doce.

   la luz dura dura de La Paz cae a plomo y me despeina los rizos, me proyecta la sombra sobre la piedra del suelo, espeja mi silueta de chico que se porto mal casi a las doce las doce.

   las doce las doce La Paz

   la caserita del principio de Yanacocha me mira duro cuando le regateo un cigarrillo, me vende, dos por un peso y medio, solo quiero uno, le alcanzo medio pesito, me mira mal, esos ojitos chinos, mira otra vez los puchos, mira mis ojos de las doce las doce, saca el cigarrillo, me lo da, toma el medio peso, gracias casera, vaya con dios.

   me cruzo a la otra acera, desaparece mi sombra hurtándome de las doce las doce, pasa el mini de la periférica, lo pierdo gustoso, expulsando el humo que en la media mañana pasa de la sombra a la luz casi inmediatamente, casi a las doce las doce.

   lo termino viendo a un hombre pasar, muy alto, su terno del color de la piedra, un gris triste. pasan más personas, en su vida de las doce las doce, pienso, me oservaran despeinado cuando me acerco para esperar el próximo mini y veo la sombra de mi cabeza, ya son las doce las doce, paso mis dedos por el cabello intentando arreglar la noche que ya pasó.

   las doce las doce La Paz.

   tengo suerte (como no si todo sale bien hoy) y pasa un mini al toque.

   buenos días, buenas tardes contesta un coro.

   subo en la primera fila, al lado un señor que bajará en derechos reales.

   baja.

   sube una niña con bolsita de nylon y mochila me mira, dos segundos, dos segundos, la eternidad en dos segundos, dos segundos, uno, dos.

   deja su bolsita delante de nosotros, abraza la mochila como si en ella le fuera la vida, sus ojos chinos me reojan, su busito dice que deberia estar en la escuela, casi a las doce las doce.

   salí de allí y casi eran las doce, mierda, pensé, te pasas, la Gugui durmiendo con su cara linda y su novio medio austriaco al lado, la gente que fue desapareciendo en la noche, la Glenda que pensaba que yo era gay, la Matecha haciendo el aguante, el español que lleva ya un año en el oriente y no perdió el acento, Ivan abrazado a una botella, el Fer besamé el cachete, besamé el cachete, besamé el cachete, taponcitos de singani, las doce que ya fueron las doce.

   en la esquina me quedo por favor, la Sucre que se convierte en …

   mi anacrónica chaqueta de por si hacia frío sin pensar que si las doce las doce.

   pensar dónde estará la Gerald, la Wara que se fue tenía clases, José acariando a su bebe, Iván arquitecto, el español, la Glenda, Matecha quehecho, ferbesamélcachete besamélcahete, besamélcachete, Alejandra rápidamente, Sergio que me llamará en un rato para ir a ver las lentes...

   anacrónico pueden ser horas, pienso




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